Ovidio Roca
En Guatemala, ataviado con la toga y el birrete
doctoral, recordó la lucha sindical y de los pueblos originarios que hace
más de doce años lo llevaron al poder, un sitio al que, dijo, se ha “acostumbrado” y ahora “no quiero salir, y ese es el problema que
tengo”.
Todo empezó con dos ovejitas que su
papá regaló al maestro de escuela en Orinoca para que el pase de curso;
luego siguió la trompeta, el fútbol, la coca, el bloqueo, la Presidencia,
la Zapata, los aviones, el museo, los palacios y ahora quien lo creyera también
es propietario de decenas de títulos de Doctor Honoris Causa.
Ahora como un legado a la humanidad presenta la tesis
doctoral y la ley de la reelección indefinida. Es el efecto de una ovejita,
pues como decía Arkímedes: dadme una oveja y moveré el mundo.
ovidioroca.wordpress.com
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