RELATOS DE LA HISTORIA NO OFICIAL, EPOCA COLONIAL Y
REPUBLICANA
Ovidio Roca
“El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la
vida social, política e intelectual en general. No es la conciencia del
hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, es su ser social el que
determina su conciencia”. Carlos Marx
La colonización inglesa en Norte América no encontró
indígenas sumisos como los había en el
área andina sudamericana, sino todo lo contrario, por lo cual no pudieron utilizarlos
ni servirse de ellos. Las familias de colonizadores, muchas huyendo de la persecución
religiosa, vinieron a asentarse, a trabajar y cada una de ellas desarrollo una
especialización agrícola zonal: unos se dedicaron a la ganadería y agricultura,
como el cultivo de cereales y plantaciones como el tabaco y algodón y otros se
dedicaron al comercio y la industria. Es decir habían decidido establecerse y
fundar su país de oportunidades.
Por su parte los conquistadores españoles consiguieron
en la región andina riquezas mineras y de producción agrícola usando la mano de
obra indígena ya domesticada por el imperio incaico. Su objetivo era
enriquecerse rápidamente mediante la explotación de las riquezas que
encontrasen y luego retornar a su patria.
Una de las formas de explotación fue la mita en las labores
mineras y la encomienda en las actividades agrícolas, donde encomendero era el
señor que protegía, cristianizaba y gozaba del trabajo casi gratuito de una
comunidad indígena.
En la época Republicana, el espacio geográfico de
Bolivia se reducía exclusivamente a aquel donde estaban los intereses de la
oligarquía minera, de ahí que al carecer de capacidad para controlar los poco
más de dos millones de kilómetros cuadrados con los que nació la República,
perdieron rápidamente por guerras y negociaciones estúpidas la mitad de este
territorio. Para llegar al mar que era la vida para sus exportaciones de
minerales, se usaba el puerto de su vecino Perú.
Desde su inicio la economía andina se organizó al
entorno de la minería y basada en el uso de la mano de obra indígena. El Estado
se manejaba en función los intereses mineros que dio paso a una burocracia y
una sociedad con mentalidad dependiente y parasitaria, la misma que para
proteger sus intereses se muestra excluyente social y racialmente.
En el área rural altiplánica se consolido una sociedad
campesina, desconfiada, huraña, comunitarista y con reducida iniciativa
personal para solucionar sus problemas, esperando de la autoridad del jilakata
o del patrón, las órdenes para hacer, o aguardando que el mítico Gobierno lo
haga.
Con esto se logra construir una mentalidad a la cual
cualquier vendedor de ilusiones puede manipular, como lo vemos especialmente
hoy bajo el populismo cocalero. Como resultado la población boliviana,
especialmente la del área andina, es portadora de una cultura colectivista que
demanda la existencia de un Estado paternalista y clientelar que le satisfaga
todas sus necesidades.
Desde el inicio, el
desarrollo industrial y tecnológico de los países costeros mucho más
competitivos impidió que en Bolivia país aislado y de mercado reducido surgiera
la industria nacional, por lo que éste oriento y concentro su economía en la
actividad primaria y extractiva.
Las regiones y los pueblos afuera del ámbito minero, como
es el caso de los pueblos del oriente, fueron marginados y marginales. Estos
pueblos como parte de su estrategia de supervivencia vivían al margen de
cualquier norma impositiva y de registro estatal.
Han transcurrido cerca
de quinientos años y en la era del Estado Centralista Plurinacional Cocalero se
sigue con el extractivismo minero y ahora también gasífero, prevalece la
economía informal, coca, contrabando, uso de las instituciones y recursos del Estado
e inversiones en industrias fallidas.
Los instrumentos de la violencia del Estado, las
fuerzas llamadas de seguridad, el ejército, la policía y los tribunales, siguen
siendo el mecanismo para conservar el poder y someter a quienes osan
disputarlo.
Al contrario de los que sostenía Heráclito, filósofo
de la Grecia antigua: “Todo
fluye, todo cambia, nada permanece”. Santo Noco Choco filósofo de San Lorenzo de Mojos dice que en
el Estado Plurinacional Cocalero: “Todo cambia
y todo permanece igual”.
ovidioroca.wordpress.com
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