jueves, 18 de enero de 2018

RELATOS DE LA HISTORIA NO OFICIAL, EPOCA COLONIAL Y REPUBLICANA

RELATOS DE LA HISTORIA NO OFICIAL, EPOCA COLONIAL Y REPUBLICANA

Ovidio Roca

El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política e intelectual en general.  No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino, por el contrario, es su ser social el que determina su conciencia”. Carlos Marx

La colonización inglesa en Norte América no encontró indígenas sumisos  como los había en el área andina sudamericana, sino todo lo contrario, por lo cual no pudieron utilizarlos ni servirse de ellos. Las familias de colonizadores, muchas huyendo de la persecución religiosa, vinieron a asentarse, a trabajar y cada una de ellas desarrollo una especialización agrícola zonal: unos se dedicaron a la ganadería y agricultura, como el cultivo de cereales y plantaciones como el tabaco y algodón y otros se dedicaron al comercio y la industria. Es decir habían decidido establecerse y fundar su país de oportunidades.

Por su parte los conquistadores españoles consiguieron en la región andina riquezas mineras y de producción agrícola usando la mano de obra indígena ya domesticada por el imperio incaico. Su objetivo era enriquecerse rápidamente mediante la explotación de las riquezas que encontrasen y luego retornar a su patria.

Una de las formas de explotación fue la mita en las labores mineras y la encomienda en las actividades agrícolas, donde encomendero era el señor que protegía, cristianizaba y gozaba del trabajo casi gratuito de una comunidad indígena.

En la época Republicana, el espacio geográfico de Bolivia se reducía exclusivamente a aquel donde estaban los intereses de la oligarquía minera, de ahí que al carecer de capacidad para controlar los poco más de dos millones de kilómetros cuadrados con los que nació la República, perdieron rápidamente por guerras y negociaciones estúpidas la mitad de este territorio. Para llegar al mar que era la vida para sus exportaciones de minerales, se usaba el puerto de su vecino Perú.

Desde su inicio la economía andina se organizó al entorno de la minería y basada en el uso de la mano de obra indígena. El Estado se manejaba en función los intereses mineros que dio paso a una burocracia y una sociedad con mentalidad dependiente y parasitaria, la misma que para proteger sus intereses se muestra excluyente social y racialmente.

En el área rural altiplánica se consolido una sociedad campesina, desconfiada, huraña, comunitarista y con reducida iniciativa personal para solucionar sus problemas, esperando de la autoridad del jilakata o del patrón, las órdenes para hacer, o aguardando que el mítico Gobierno lo haga.

Con esto se logra construir una mentalidad a la cual cualquier vendedor de ilusiones puede manipular, como lo vemos especialmente hoy bajo el populismo cocalero. Como resultado la población boliviana, especialmente la del área andina, es portadora de una cultura colectivista que demanda la existencia de un Estado paternalista y clientelar que le satisfaga todas sus necesidades.

Desde el inicio, el desarrollo industrial y tecnológico de los países costeros mucho más competitivos impidió que en Bolivia país aislado y de mercado reducido surgiera la industria nacional, por lo que éste oriento y concentro su economía en la actividad primaria y extractiva.

Las regiones y los pueblos afuera del ámbito minero, como es el caso de los pueblos del oriente, fueron marginados y marginales. Estos pueblos como parte de su estrategia de supervivencia vivían al margen de cualquier norma impositiva y de registro estatal.
Han transcurrido cerca de quinientos años y en la era del Estado Centralista Plurinacional Cocalero se sigue con el extractivismo minero y ahora también gasífero, prevalece la economía informal, coca, contrabando, uso de las instituciones y recursos del Estado e inversiones en industrias fallidas.

Los instrumentos de la violencia del Estado, las fuerzas llamadas de seguridad, el ejército, la policía y los tribunales, siguen siendo el mecanismo para conservar el poder y someter a quienes osan disputarlo.


Al contrario de los que sostenía Heráclito, filósofo de la Grecia antigua: “Todo fluye, todo cambia, nada permanece”. Santo Noco Choco  filósofo de San Lorenzo de Mojos dice que en el Estado Plurinacional Cocalero: “Todo cambia y todo permanece igual”.

ovidioroca.wordpress.com 

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