miércoles, 16 de noviembre de 2016

DE LLUVIAS Y ELECCIONES

DE LLUVIAS Y ELECCIONES;  REFLEXIONES CAMPESTRES ESCUCHANDO LA RADIO.
Ovidio Roca
Durante la pasada semana y por varios días estuve en el Refugio los Volcanes, un espectacular escenario para una hermosa y exuberante naturaleza, poco intervenida y preñada de biodiversidad.  
Buscando información para organizar mi jornada ponía la radio, procurando un informe sintético de las lluvias y no de esos pronósticos sibilinos que a veces  nos presentan; también buscaba conocer el estado de las vías, las rutas bloqueadas y la oferta de bloqueos para la semana a fin de programar el retorno al pueblo. Aunque poco de esto encontraba.
Luego tendido en la hamaca (gran invento de los indígenas de las llanuras arboladas), miraba el pronóstico de los ambaibos (cecropia concolor), quienes por un momento mostraban sus hojas blancas anunciando la lluvia y al rato se arrepentían y dándoles vuelta mostraban la cara verde de tiempo seco. Finalmente se “achulupaban” y cada hoja señalaba un propio y diferente pronostico.  Pese a los dispares pronósticos no llovió, los arroyos están secos y no hay agua para nada; ni para el “baño alemán” de las turistas o el “polaco” de los turistas,  por lo que queda claro que en tiempos de cambio plurinacional y climático, ya no se puede creer ni en los ambaibos.
En otro ámbito de la noticia y mientras esperábamos los resultados electorales en el Imperio, comentábamos que la democracia (igualdad de los ciudadanos ante la ley,  estado de derecho y monopolio legítimo de la fuerza en manos del Estado, para garantizar el orden y la seguridad ciudadana y no para oprimirlos), definitivamente ha perdido su autoridad legítima de salvaguarda y ejecutor de las garantías ciudadanas.
En la actualidad la democracia es cada vez más endeble, débil y permisiva, por lo que especialmente en los países europeos; cualquiera (en Bolivia, solo si es socio del gobierno) hace lo que le da la gana, denunciando presuntas discriminaciones e invocando derechos por cualquier presunta diferencia.
A su vez el Estado actúa con cálculo político y también con amiguismo y buenismo en vez de justicia, y se olvida que todas las personas: masistas y opositores, hombres y mujeres, blancos, morenos, amarillos, homosexuales, indígenas o criollos, tienen que cumplir las leyes y solo a cuenta de ello pueden exigir sus derechos ciudadanos. 
Por principio de supervivencia y por ley, la gente quiere que se respete su persona, sus costumbres, sus creencias, su lengua, su libertad y nadie tiene derecho de invadir tu casa y tu trabajo. También desea que el país resguarde sus fronteras y controle a quiénes entran ilegalmente y exija a los inmigrantes el respeto de las leyes y la cultura del país, sin pretender más privilegios que los que tienen los nacionales. No se trata de discriminar a los inmigrantes pues finalmente todos lo somos de alguna manera, pero inmigrantes legales que llegan a trabajar, piden permiso para entrar a tu casa, no avasallan y respetan tu vida y tu cultura.  
El asunto es que, como poco o nada de esto se cumple, la gente tiene cada vez menos motivos para creer en la democracia como un sistema político que otorgue seguridad, derechos, garantías y libertades ciudadanas.
El caso Trump, es una señal de que la gente está cansada de esa democracia permisiva y débil y está dispuesta a elegir y hacerse guiar por un impredecible patán que les ofrezca autoridad, orden y respeto para los dueños de casa.

Esperamos por nuestro interés, que los norteamericanos no se hayan equivocado en su elección, aunque su tradición de institucionalidad es una prenda de garantía ante cualquier afán atrabiliario dumpiano.

ovidioroca.wordpress.com


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