DE CAMBIOS Y RECAMBIOS TRUCHOS
Ovidio Roca
Con el proceso de cambio, se cambia el discurso y los actores; pero el resto y especialmente la economía siguen igual o peor. Y definitivamente peor si hablamos de la justicia; con lo que se cumple la intención de recambiar todo para que nada cambie.
Con el proceso de cambio, se cambia el discurso y los actores; pero el resto y especialmente la economía siguen igual o peor. Y definitivamente peor si hablamos de la justicia; con lo que se cumple la intención de recambiar todo para que nada cambie.
En este cambalache mundial y plurinacional, durante
los últimos años la izquierda se resbala hacia la derecha en materia económica,
con el inconveniente que optan por el Capitalismo de Estado y el manejo de las
empresas por una burocracia partidaria inepta y corrupta. Por su parte la
derecha se enajena y adopta posturas izquierdistas, especialmente en el terreno
social.
La nueva izquierda deja también de lado algunos dogmas
del marxismo-leninismo “clásico”, que se sustentaba en la eliminación de la
propiedad privada, el control total de los medios de producción y el ejercicio
terrorista de un poder político centralizado y omnipresente. Actualmente de lo
que se trata, es que los dirigentes permanezcan indefinidamente en el poder y
vivir bien en la elegante onda del “gauche-caviar”. Nada que ver con
aquellos militantes revolucionarios de antes, austeros, rudos, olorosos,
capaces de sacrificar todo confort y proyecto personal en aras de los intereses
del partido.
En la nueva onda del proceso de recambio revolucionario,
los intelectuales izquierdistas llevan la batuta y lo hacen desde la comodidad
de los salones universitarios, los auditorios de elegantes hoteles y las ONG
(por supuesto en los países capitalistas). En este ambiente encuentran amplia satisfacción
para sus actividades intelectuales y fungen
como consultores para los procesos de recambio en Latinoamérica. Ellos inventan
Constituciones, crean mitos revolucionarios, elaboran discursos orientados a
demonizar el neoliberalismo y la inversión extranjera y canalizan el apoyo logístico
y control político del castrochavismo. En fin, critican al modelo económico
capitalista, el mismo que luego los gobiernos populistas aplican en su plan de
gobierno. En pago de estos sus afanes, los intelectuales progre cobran muy buenos
dólares.
Siguiendo esta moda, hemos visto al Presidente Morales
viajando en su lujoso avión particular hasta la sede del imperio, en procura de
convencer a los cochinos burgueses para que vengan a invertir sus dólares en
Bolivia.
Si revisamos la historia reciente de Bolivia, vale la
pena tomar nota del periodo del Presidente Siles Zuazo y el rol de la
izquierda. Siles estuvo sitiado por la izquierda y boicoteado por el
sindicalismo trotskista, los que con un maximalismo delirante llevaron al país
al desorden, la desesperación y a su peor crisis. Una inflación del ocho mil
por ciento, la que en unos periodos llego a veinte mil por ciento. La reacción
de la población y la madurez de Siles, al decidir recortar su mandato, dio paso
al Dr. Víctor Paz y el Pacto por la Democracia y en 1985 con la promulgación
del DS 21060 se logró poner orden en la economía y reordenar el país y sus
instituciones.
Como parte de su trabajo de mistificadores, los
intelectuales castrochavistas en sus fantasiosos relatos se olvidan de la realidad
histórica y solo resaltan el mito de la pureza revolucionaria, algo que es totalmente desmentido por la práctica
de más de diez años de Socialismo Bolivariano, donde se mostró que en medio de
la increíble bonanza de las materias primas, no se avanzó en solucionar los problemas estructurales de la pobreza, que
es producto del modelo económico populista, estatista, extractivista, la
ineficiencia en la gestión y el latrocinio y la corrupción desmedida.
Confírmenlo visitando por ejemplo, Venezuela.
En el caso de Bolivia, se olvidaron poner en esa su mistificada
historia, los denodados esfuerzos de un pueblo, una nación, que desde mediados
de los años ochenta, penosamente venía reconstruyendo la democracia, en
condiciones precarias y con escasez de recursos; acosadas además por el feroz hostigamiento
cocalero, el que paralizaba al país y causaba temor y desasosiego; tan es así
que la gente finalmente acepto al bloqueador en el gobierno, con la esperanza
de poder vivir en paz.
Volviendo al cacareado éxito del proceso de cambio,
recordemos que el MAS recibió reservas gasíferas probadas, gasoductos
construidos y contratos suscritos con nuestros vecinos y además tuvieron la
inmensa suerte, de que el precio del gas que hasta el 2005 estaba en menos de
los dos dólares por millar de BTU, subió con el auge de las materias primas y
el petróleo, a más de doce dólares, es decir seis veces más. De esta manera los
masistas se beneficiaron en su gestión con más de 70.000 millones de dólares, a
lo que hay que añadir las remesas de los bolivianos en el exterior en ese mismo
periodo por 10 mil millones de dólares. Mucho más que lo recibido en toda
la vida Republicana de este país.
Es importante destacar que como parte de su política de
control político, los instrumentos del Estado no se usan para lograr el orden,
el bienestar y el reparto equitativo de las cargas, sino como instrumentos
punitivos y de coerción. La política impositiva no se orienta a recaudar de
manera equitativa recursos para el bienestar de la población, sino para
castigar al presunto opositor; los fiscales y jueces están prestos para
utilizar su ley y sentar la mano a los contestatarios y las regulaciones y
normas se usan diligentemente para coartar la libre expresión y la libertad de información.
Todo esto genera inseguridad e incertidumbre y ahora
el MAS argumenta y chantajea, diciendo que la estabilidad en el país solo se la
consigue con la permanencia del Evo en el poder y que cualquier otro candidato
opositor, seria bloqueado por los movimientos sociales, generándose
inestabilidad política, social y económica.
Para entender y entendernos es importante que clarifiquemos
y explicitemos el modelo de país que cada uno de nosotros pretende. Algunos
aspiramos a un país moderno, con cultura humanística, ciencia, tecnología e
innovación; un gobierno democrático, de leyes, separación e independencia de
poderes y economía formal. Otros se sienten más cómodos en el ámbito del
caudillismo, lo informal y de corporaciones autónomas que trabajan en
actividades colindantes con la ilegalidad y el narcotráfico; porque sienten que
no pueden ser competitivos en un ambiente de legalidad y formalidad.
ovidioroca.wordpress.com
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