CLASES MEDIAS, MOVILIDAD SOCIAL Y PROCESO DE CAMBIO
Ovidio Roca
Los diversos estudios e informes realizados por
organismos internacionales mencionan el crecimiento de la clase media boliviana
gracias al mejoramiento de los ingresos del país; que últimamente se generan debido
al gran incremento del precio del gas, los minerales y la coca.
En Bolivia, la movilidad social ha sido lenta y a los
saltos, causados por eventuales turbiones. Podemos recordar algunos hitos: el del
triunfo de los chucutas pico verde en su guerra del año 1900, para la conquista
del aparato estatal y contra los q'arapazas sucrenses que lo detentaban. Este
triunfo posibilito el ascenso social de los nuevos mineros y comerciantes por
la vía de Arica. Los chucutas, luego en el poder, pasaron por un proceso de
blanqueamiento y occidentalización, y es fácil verlo en los museos de la ciudad
de La Paz, mirando las fotografías de esa época; ilustres personajes de la
sociedad paceña con facciones netamente indígenas, vistiendo frac y chistera y
que luego por cruzamiento y culturización van acercándose a los estereotipos
occidentales.
Un nuevo ascenso se dio en los años cincuenta y luego
el setenta y uno cuando, por revolución y golpe, nuevos grupos asumen la
conducción del Estado nacional, las pegas burocráticas, los cupos y los
créditos del Banco Agrícola. Como producto se amplió la clase media con medianos
empresarios, comerciantes, profesionales liberales, funcionarios público mejor
remunerados, universitarios con maestría en el exterior; casi todos fanáticos
de los country club, centros comerciales y salones de belleza para sus mujeres,
vacación y turismo en Punta Cana o Cancún, alguna lectura, asistencia a
recitales, coche propio y boliche de moda.
Para las sociedades tecnológicas e innovadoras, es relevante
la importancia de la educación, pues esta no solo contribuye a la productividad
del trabajo, sino que facilita la absorción de tecnologías y la posibilidad de emprender
actividades de mayor valor agregado, con la consiguiente diversificación y
crecimiento de las economías.
En consecuencia, la herramienta para el ascenso
social de las clases medias, en estas sociedades, ha sido tradicionalmente la
educación, el profesionalismo; esto porque en las economías competitivas y democráticas, la educación es uno
de los mayores determinantes del nivel de ingreso.
Es determinante para este interés por la educación,
la tradición familiar y el entorno
socioeconómico del hogar. La meta de las familias de clase media ha sido la educación
de calidad, adecuada para el nuevo mundo del conocimiento y la innovación y
como resultado, el éxito profesional, social y económico.
En las sociedades extractivistas y mercantiles, el valor
otorgado a la educación no es el mismo, pues para estas sociedades la riqueza no
se crea sino que está dada por los recursos naturales y estos pueden ser más
fácilmente apropiados, apoderándose también el Estado. Bajo estas
circunstancias en los países populistas e igualitaristas la educación y el
nivel académico no interesa.
El MAS cuando toma el aparato estatal se empeña en
aplicar la típica receta socialista de estatizaciones, control de la economía y
expulsión de la inversión extranjera; afectando a la estabilidad de las
empresas y la propiedad privada, e impulsando la burocracia estatal como fuente
de empleo. Se practica luego una política de contratación de funcionarios
públicos, con criterios políticos y raciales y no por idoneidad y mérito propio;
y esto tiene su lógica, pues el manejo de la empresa pública no está orientada
por la eficiencia y el lucro, sino como fuente de pegas. (Para ver los
resultados de la receta y hacia dónde vamos, revisar los datos de la actual economía
de Cuba, Venezuela, Argentina, Nicaragua, Corea.)
El problema es que con estas medidas, a la par de
liquidar el sector productivo, se desincentiva a los profesionales y más aún, a
quienes buscan iniciar o ampliar su formación académica, su especialización y
búsqueda de la excelencia. Como producto de esto, tenemos la migración de
profesionales y técnicos hacia el exterior en procura de mejores condiciones de
trabajo, principalmente de aquellos que trabajaban en empresas que fueron
estatizadas.
En la era plurinacional, el enriquecimiento vía
expoliación de las arcas del Estado es privilegio de la elite gobernante, y a
las masas se les da pase libre para que se ganen la vida en la economía
informal, la coca, el contrabando, los servicios y actividades relacionadas con
la minería. Estos son los “movimientos sociales” que apoyan al gobierno en la
medida que éste les sea útil. Son grupos sociales corporativos que luchan
ferozmente por sus intereses económicos y su libertad para trabajar según sus
propios criterios, y a los cuales el gobierno alienta en procura de sus votos y
los usa para atacar a la oposición, en esta ficción de democracia que vivimos
en los países albanicos.
Los movimientos sociales utilizando su capacidad de
movilización, la cultura mediática y la permisividad cada vez más extendida,
consiguen para sí los mayores privilegios, esgrimiendo haber sido anteriormente
discriminados, con lo que pasan ahora a excluir y discriminar a una gran masa
de gente trabajadora, pero sin capacidad de movilización ni mediática.
Como producto de la nueva economía cocalera y
extractivista y del consiguiente enriquecimiento de los grupos sociales, emerge
y se instala la nueva clase media plurinacional, mientras la anterior de la
época republicana se empobrece y declina.
La nueva clase media, es algo más oscura que la
anterior, menos profesional, más comerciante y por su reciente origen campesino
mantiene sus pautas propias de consumo, de relacionamiento y distinción social,
tales como el padrinazgo, el compadrazgo, el presterío, las fraternidades, etc.
Luego vendrá el consiguiente blanqueamiento y la occidentalización, ahora más
acelerada por efecto de la creciente globalización.
Es ilustrativo observar la manera en que las clases
medias nadan en el proceloso mar de la economía y la política; se mueven entre
aguas de distinta densidad monetaria, entre los estratos de los muy ricos y los
muy pobres, procurando mantenerse y subsistir, aunque en los periodos
turbulentos son arrastrados, pocas veces hacia arriba y muchas hacia abajo.
Tanta parafernalia y bochinche comunitarista y
pachamamico, para caer finalmente en el añejo populismo y estatismo, ahora con menosprecio
de la educación y exclusión del profesional calificado, con lo que se está
dañando la eficacia de las empresa y de las instituciones estatales, empleando técnicos
y servidores públicos improvisados y olvidando o sin conocer lo que afirmaba el
líder comunista Deng Xiaoping, que consciente del fracaso del modelo comunista
para su país y el desastroso desempeño de los militantes en las empresas
estatales, afirmo al momento de tirar al fuego el Libro Rojo de Mao: "No
importa que el gato sea blanco o negro;
mientras pueda cazar ratones, es un buen gato”.
Y en relación a las novedades del proceso de cambio,
eso nos lo canta Gardel con letra de Descépolo: “¡Todo es igual! ¡Nada es
mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor. No hay aplazaos ni escalafón”.
ovidioroca.wordpress.com
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