INSTITUCIONALIDAD DESMANTELADA, LA NEFASTA HERENCIA
Ovidio Roca
Llama la atención y es alentador, ver a nuestros
transportistas cuando ingresan conduciendo a Chile o Brasil; allí los vemos comportarse
como unos perfectos ciudadanos; educados, respetuosos de las normas de
tránsito, de pesaje, de velocidad, usan cinturón de seguridad, respetan la
señalización y al peatón, y aunque no se lo crea es el mismo transportista que
en Bolivia hace apenas unos minutos irrespetaba absolutamente todo. La
explicación es que en estos países vecinos, por no hablar de Europa, existen
normas y se la respeta y no es posible un “arreglo” con el carabinero, ni acudir
a la protección política del sindicato.
Durante los últimos años, el angustiante día a día, nos está forjando una cultura de la anarquía, de
la anomia; nadie cree en la justicia, las leyes, no respeta a la policía ni a
las instituciones. Todo grupo con una mínima capacidad de movilización (ni que
hablar de los sindicatos), cuando se siente afectado en sus expectativas,
aunque sean ilegales y contrarias al interés público, ni por un instante se les
ocurre acudir a la ley, a la justicia, sino que inmediatamente proceden al
bloqueo de carreteras, la toma de edificios y predios, a quemar y matar a presuntos
ladrones; es decir toman la justicia (su justicia) por mano propia, pues son
jueces y verdugos. Y a nadie le preocupa, ni le importa un comino, el perjuicio
que causan a la ciudadanía, al productor que tiene el derecho constitucional del
libre tránsito y los otros de ser juzgados imparcialmente.
Esta ausencia de institucionalidad, del respeto de
las reglas del juego, es el mayor daño causado por el gobierno y esta es la
nefasta herencia que dejara el MAS cuando sea apartado del poder. Es la cultura
del ch’enko masista, una mescla del totalitarismo y permisividad: La receta es:
palo para los opositores e impunidad para los seguidores; seguidores que lo seguirán
siendo en la medida que les permitan continuar con sus negocios ilegales, coca,
contrabando, minería cooperativista ecocida, narcotráfico, extorciones.
Es sabido que las normas, las reglas de juego, se
cumplen, principalmente: por conveniencia, por temor al castigo y lo ideal, por la internalización
de las normas. Lo importante por tanto es avanzar con la buena receta de
la zanahoria y el garrote, hacia la internalización de la norma, aprendiendo a acatarla y valorarla como la forma civilizada
de convivencia.
Ahora es el momento de un pacto nacional, social y
político para recuperar la República y la Democracia; de construir un Estado que
no promueva e incite el enfrentamiento y el conflicto, sino más bien contribuya
a la unidad de los bolivianos, todos iguales ante la ley.
Rescatada la democracia, la tarea urgente será recuperar
las instituciones, realizar una selección meritocratica de todos los servidores
públicos, como forma de lograr un verdadero cambio que dará confianza y seguridad
a las personas, a la propiedad privada; con esto se recuperará la certidumbre
en la inversión y los pleitos y problemas se resolverán no con la violencia y los
bloqueos, sino civilizadamente en instancias legales, creíbles y confiables. Así
algún día veremos gobernantes y ciudadanos respetuosos con los demás, y no nos
maravillaremos, de hasta ver conductores comportándose como si estuvieran en el
extranjero.
ovidioroca.wordpress.com
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