RECUPERACIÓN DE LA DEMOCRACIA Y RESISTENCIA CIVIL
Ovidio Roca
Antes de terminar jodidos como Corea del Norte, como
en Cuba o Venezuela, algo debemos hacer, pues ya estamos en la senda del
colectivismo y el dirigismo que tal como decía Karl Popper, está detrás de todos
los totalitarismos, tanto del fascismo, como del comunismo, que acaban con la
libertad y la economía del individuo. Un camino fallido, pues es por demás
evidente que los países prósperos se caracterizan por la libertad personal y libertades económicas; ambas
en un sistema de libre mercado e instituciones sólidas y confiables.
Al respecto, ya en 1776 Adán Smith decía que
mientras menos interviene un gobierno en la actividad económica; mientras más se
deja en libertad a las personas para que a través de su esfuerzo, de sus
competencias, de sus aptitudes busquen la manera de materializar sus ideales,
sus metas, haciéndolo dentro de un sistema de libertad y de competencia; donde
nadie tenga un monopolio, una exclusividad en determinado campo, en determinada
área de la producción; surge entonces la riqueza de una manera mucho más rápida
y dinámica que en las sociedades donde los gobiernos deciden qué es lo que debe
hacer cada cual para ofrecer bienes y servicios.
En Bolivia, país abigarrado, convive el capitalismo
salvaje de los grupos informales, beneficiarios del régimen plurinacional
(cocaleros, cooperativistas mineros, contrabandistas, narcotraficantes, chuteros,
comerciantes informales, burguesía
plurinacional) y por otro lado los jerarcas, la burocracia estatal de discurso
socialista y estatista, que conspira contra la empresa formal y la inversión,
mientras se beneficia de las jugosas comisiones por compras de aviones,
barcazas y empresas deficitarias, aunque generadoras de pegas para los
seguidores.
En este despelote plurinacional, algunos ciudadanos acosados
por el régimen dejan el país, su familia y sus bienes; por su vez algunos
deciden acomodarse y hacer negocios con los jerarcas; otros muchos se sienten
vencidos y aguantan como pueden y bastantes son lo que creen que pasaran muchos años y generaciones antes
de recuperar democracia. Y es probable que esto sea así, si esperamos sin hacer
nada, o buscamos la solución por el desastre, la que irremediablemente viene
acompañada de represión salvaje, especialmente cuando a los regímenes
populistas les falla la economía. Por tanto es urgente trabajar, organizarse y realizar
acciones prácticas y concertadas, cada uno desde el puesto en que tiene más
posibilidades o habilidades, todo ello en procura de recuperar la democracia, los
derechos humanos, la economía, la confianza y la institucionalidad y haciendo
llegar a nuestros vecinos y amigos el mensaje de las ventajas de vivir en
Democracia.
En esto de aprender de la desgracia ajena, podemos
ver que en Cuba han esperado ya cincuenta y cuatro años y siguen sufriendo la
miseria y el atropello de los Castro; otros como en Colombia, ensayaron
acciones violentas para cambiar una situación que consideraron antipopular y
terminaron convertidos en terroristas y narcotraficantes; otros iniciaron la Resistencia
civil activa y pacífica y lograron su libertad y de eso tenemos ejemplos
exitosos en el mundo entero. Y lo vemos ahora en Venezuela, donde la oposición
unida en una mesa de concertación, y con el impulso de los jóvenes universitarios
y las mujeres están logrando enfrentar exitosamente a una tiranía corrupta,
armada, cubanizada y con la chequera llena de petrodólares.
En esta última temática, referente a los métodos de
enfrentar la tiranía, vale la pena conocer el trabajo esperanzador de Érica
Chenoweth y María J. Stephan, autoras del libro ¿Why Civil Resistance Works?, en
el cual analizan la resistencia civil y su tasa de éxito en lograr los cambios
políticos y la comparan con la resistencia violenta.
En el análisis de 106 años (1900 al 2006) sobre los
efectos de la resistencia civil en el mundo, los datos muestran que las
campañas pacíficas de resistencia civil fueron doblemente más eficientes para
lograr sus objetivos que las insurgencias violentas, incluso ante regímenes
autoritarios con alto nivel de represión.
Al analizar los métodos de acción establecieron que
las protestas pacíficas habían sido exitosas en un 53%, semi exitosas en un 25%
y fracasado en apenas 22% de los casos. En cambio, las violentas habían
terminado en fracaso en 62% de las crisis, con éxito en 26% y semi éxito en
12%.
Y cuando se consideró el período histórico como variable, observaron que en el último periodo (años1940 a 2006), el éxito de la protesta pacífica subió a 68,42%. Mientras, en esas mismas décadas, la acción violenta perdía terreno como herramienta para lograr un cambio político, bajando su eficiencia al 13,64%.
Y cuando se consideró el período histórico como variable, observaron que en el último periodo (años1940 a 2006), el éxito de la protesta pacífica subió a 68,42%. Mientras, en esas mismas décadas, la acción violenta perdía terreno como herramienta para lograr un cambio político, bajando su eficiencia al 13,64%.
Explican que este éxito tiene dos razones. En primer
lugar, el compromiso de una campaña con métodos no violentos refuerza su
legitimidad nacional e internacional y promueve una participación más amplia en
la resistencia, lo que se traduce en una mayor presión sobre el objetivo. El
reconocimiento de los motivos de lucha del grupo puede generar más apoyo
interno y externo para ese grupo y el alineamiento del régimen objetivo,
socavando las fuentes de poder político, económico e incluso militar del régimen.
Este es el problema, estos son los ejemplos y la decisión
corresponde a cada uno de nosotros, sin olvidar que cuando la tomemos necesitamos
luego estar unidos en un frente amplio.
ovidioroca.wordpress.com
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