INCAPACIDAD DE GESTIÓN Y CARENCIA DE SENTIDO COMÚN
Ovidio Roca
Este cacareado proceso de cambio se mueve al compás
del tango “cambalache: problemático y febril”, y de vuelta en vuelta se va perdiendo
el sentido común, el respeto por los valores y avanzamos rápidamente hacia un
Estado fallido. Un país sin Estado de derecho, respeto por los derechos
humanos, manejo diplomático de su relacionamiento con la comunidad democrática internacional
y donde la gestión profesional y responsable de la economía es ignorada.
Varias son las partituras que nos conducen a este
estado de cosas y vistas desde lo cotidiano, recuerdo de mi infancia en la llajta, algo que me llamaba la atención y
era la infinidad de tenderetes de abogado que habían en la calle donde vivía mi
amigo Torrico. Al preguntar por esa proliferación jurídica me explicaba su papá,
que también era abogado, que toda chola que se respeta necesita tener al menos
media docena de litigios y mientras más tenga y más encumbrado es el denunciado,
ella es más reconocida y envidiada.
Aunque el sentido común nos aconseja en relación a
las leyes, que mientras menos sean estas, es bueno y si se aplican imparcialmente,
mejor; haciendo lo contrario, el Estado Plurinacional ha exacerbado esa cultura
andino mestiza por el pleito, el juicio y ahora toda persona que los
gobernantes consideran una molestia o una presa fácil, es enjuiciada y se le
aplican no solo uno, sino veinte o treinta procesos al mismo tiempo.
Siguiendo esta lógica el parlamento plurinacional tiene
como meta aprobar la mayor cantidad de leyes; pero leyes que no son para
regular las relaciones de las persona entre sí y con el Estado, sino un
procedimiento para borrar la Republica y un mecanismo punitivo para perseguir
todo aquel que consideran un real o potencial opositor y más peligroso aún, para
apropiarse de su patrimonio.
Otro aspecto a mencionar en este cambalache, es la
errónea y generalizada visión para juzgar la eficiencia en administración de
los bienes del Estado, privilegiando como parámetro la ejecución presupuestaria.
Se controla si los ejecutores gastaron o no todos los recursos, y no si los
utilizaron bien y en las cosas urgentes y necesarias, ni si los costos incurridos fueron los menores y luego
rápidamente y movidos por los diezmos hacen el pago, sin verificar si el
producto existe, es de calidad y está cumplido su objetivo a cabalidad.
En cuanto a la economía, inicialmente la
administración de la casa, del griego oikos (casa) y nomo (administración); que
luego se amplía como economía política (pólis, ciudad estado) a la de toda la
comunidad. Y finalmente en el sentido moderno de economía política, como la manera
de satisfacer las necesidades humanas, usando y asignando recursos que son
escasos.
Bajo esta lógica, revisemos el manejo plurinacional
de la economía, mirándolo con sentido común y pensando un momento en nuestra
propia casa. Reflexionemos que pasaría si nos gastamos todos los ingresos, todo
el sueldo, sin mayor previsión y sin preocuparnos de lo prioritario: habitación,
comida, servicios, salud, educación y sin ahorrar algo para las emergencias y
para el futuro. Seguro que esa casa, ese hogar será un desastre de miseria y
desorden, y calificaríamos de irresponsable a quien así actúa, ni que decir de aquellos
que manejan el país de la misma manera.
Nos debería preocupar por tanto, que los gobernantes
en la administración de los recursos públicos, de aquellos que son para beneficio
de todos y nos cuesta a los que pagamos impuestos; ignoren los principios
básicos de la economía y más aún los del
sentido común.
El Programa Evo cumple, es el mejor ejemplo de lo
que no se debe hacer. Se gasta a manos llenas, sin priorizar las reales necesidades,
sin cuidar de la permanencia y sostenibilidad de las obras; no se cuida de
aplicar los procesos de concurrencia, que permite reducir costos y conseguir mejor
calidad, y por ultimo al menos fijarse
antes de pagar a los contratistas, si efectivamente la obra se concluyó y si
está en funcionamiento y cubriendo una necesidad prioritaria para de la
comunidad. Lo anterior tiene lógica si el objetivo fuera la correcta inversión
social, lo que no es el caso.
En el campo de la administración pública se denomina
de servidores públicos a los funcionarios del Estado, pues ese es el trabajo
por el que la sociedad les paga sus salarios. El problema es que los
gobernantes se olvidan de esto y el manejo del Estado lo toman como una conquista,
un trofeo, y en lugar de gobernar para la totalidad de los ciudadanos, excluyen
y enfrentan a más de la mitad.
Usando un discurso indigenista y de izquierda, fabricado
para cautivar a las masas que se sienten identificadas con el presidente indio,
practican una política de enfrentamiento, entre lo indígena y lo mestizo y
luego contra los mismos indígenas, cuando estos protestan al sentirse
traicionados, “recuerden el TIPNIS”.
El nuevo gobierno para su relacionamiento
internacional, realizó una primera ronda donde se exhibe y posiciona al
presidente indígena manufactura del Foro de Sao Paulo; amante de la madre
tierra y expresión de los discriminados del planeta, y así llega a Europa, humilde
y con su chompita a rayas y llama la atención y simpatía de muchos.
Posteriormente los ayucos y sus mandantes Castro y
Chávez, le enseñan el discurso antinorteamericano, que practica diariamente y
en todo lugar. Se adhiere al grupo de la izquierda castro chavista y de los
países totalitarios, como Irán y últimamente y por ahora, se ensaya discursivamente
contra Europa, a la que visita ahora usando traje caro de diseñadora y avión de
magnate y millonario. Veremos que sigue.
El problema de los plurinacionales es que olvidan
que vivimos un mundo globalizado, y que avanzamos de manos de la revolución
tecnológica y en la era de las comunicaciones personales. Por lo que es necesario
recordar que a lo largo de la historia, todos los países que no se pudieron
adaptar a los procesos de la modernización cultural, política y tecnológica
terminaron pobres y fallidos. Y no es que alguien haya tenido la intención de
destruirlos, es que, sencillamente, no pudieron sobrevivir y esto por un
problema producto de la misma evolución natural, del tener o no la capacidad como
organismos y como culturas, para adaptarse a las nuevas realidades biofísicas,
tecnológicas y psicológicas.
Tenemos un solo mundo para una sola raza humana, el que necesitamos compartir y cuidar, partiendo de nuestras propias particularidades locales e identidad, caminando hacia la deseable gran cultura humana universal y responsable con su hábitat.
Cambalache: Enrique
Santos Discépolo (1935). “Siglo veinte, cambalache: problemático y febril... :
El que no llora no mama: y el que no afana es un gil. :¡Dale, nomás...! :¡Dale,
que va...! : ¡Que allá en el Horno: nos vamo’a encontrar...! :No pienses más;
sentate a un lao,: que a nadie importa si naciste honrao... :Es lo mismo el que
labura: noche y día como un buey,: que el que vive de los otros,: que el que
mata, que el que cura, o está fuera de la ley..”.
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