LA MADRE TIERRA: DISCURSOS Y FRUTOS
Ovidio
Roca
Una
constante del gobierno ha sido el discurso lírico sobre la Madre Tierra, que en
parte recoge el hermoso concepto de Gaia que maneja la comunidad ecologista
internacional.
Cuando
se ha legislado al respecto, se perciben muchas manos metidas en la redacción
de las Leyes relativas a la madre Tierra; por eso no sabemos si al redactarlas predominaron
las buenas intenciones, la ignorancia o el cinismo. Especialmente cuando comparamos
el discurso chamánico-pachamámico del vivir bien, con el diario accionar gubernamental
y de su gente.
Se
ve cada día, la flagrante dualidad entre lo que se dice, se legisla y lo que realmente
se hace, y el total irrespeto a la “sagrada” madre tierra. Esto lo vemos en las
políticas extractivistas y depredadoras; cuando se construyen carreteras como
la del TIPNIS para facilitar la ampliación de tierras cocaleras; cuando se
permite y hasta fomenta la destrucción de Parques Nacionales y Reservas
Forestales, como las del Chore; cuando se permiten sin licencia ambiental, irracionales
explotaciones mineras que contaminan las tierras, las aguas y que matan la biodiversidad.
Los funcionarios de la autoridad de tierras,
supuestamente, buscan expropiar tierras para aumentar la reserva fiscal
destinada a llevar a las llanuras orientales migraciones andinas (mitimaes). Para
ello y pese a que el Ordenamiento Predial exige que se definan y respeten las aéreas
de uso agrícola, las áreas de bosque y áreas de preservación; aplican un
criterio exclusivamente agrícola en la verificación la Función Económica y
Social y exigen que las tierras estén totalmente trabajadas. Ante esto los
propietarios, pensando satisfacerlos, desmontan y queman y así podemos ver las
lenguas de fuego y columnas de humo que preceden a la llegada de estos
funcionarios.
En
esa lógica de solucionar todos los problemas dictando leyes, que luego no se cumplen
ni aplican, el Gobierno ha aprobado dos leyes sobre la madre tierra: la Ley de
Derechos de la Madre Tierra N° 071 y últimamente Ley Marco de la Madre tierra y desarrollo integral para vivir bien Nº 300.
Al margen del
discurso “ecologicista” y místico, en esta leyes se puede apreciar, la
reiterativa denuncia a la mercantilización de los servicios ambientales, que al
parecer esconde el afán de evitar la fiscalización internacional del ecocidio
que se comente destruyendo las selvas, penetrando en los Parques Nacionales
para facilitar la expansión de los cocales y el narcotráfico, con la consiguiente
contaminación de los ecosistemas con precursores químicos. No olvidemos que el
pago por servicios ambientales, requiere mantener integro el ecosistema y para
recibir el beneficio monetario se necesita de una inspección y certificación internacional
de que la “madre tierra” esta siendo protegida y manejada adecuadamente.
También se menciona en términos generales respetar la
vocación que tienen los diferentes suelos, para su uso: agrícola, ganadero,
forestal o de conservación y el imperativo de no usar estos suelos al margen de
su capacidad de uso y castigar al que lo incumpla. Y aquí para ser coherentes deberíamos
empezar por salvaguardar los Parque Nacionales, como por ejemplo, el Carrasco,
Amboró, TIPNIS, Madidi y la Reserva del Chore que están siendo depredados y
destruidos para sembrar coca; sin olvidar el respeto a las áreas de
preservación en las propiedades privadas y las cuencas de los ríos.
El uso de los transgénicos es otra constante,
olvidándose de que desde el inicio de la historia, todas las civilizaciones han
realizado modificaciones genéticas a plantas y animales, mediante cruzamiento y
selección. En esta lógica, las culturas andinas ancestrales fueron las primeras
que modificaron genéticamente el maíz, la quinua, el amaranto, la papalisa y lo
hicieron para mejorar y multiplicar su producción buscando satisfacer el
consumo de las crecientes poblaciones.
Y esto tiene
que ver con la escala de producción, pues ya no se trata de pequeñas
comunidades, ya somos mas de diez millones de bolivianos que comemos casi todos
los días y eso implica aumentar la producción y productividad, por lo que es
necesario realizar cultivos extensivos de arroz, soya, maíz, sorgo, caña de
azúcar, trigo, etc. y ello requiere aplicar mecanización y técnicas que
conserven los suelos, para evitar que se extiendan las actividades agrícolas hacia
tierras que no tienen esa vocación. En este propósito el uso de semillas
transgénicas garantizadas, permiten mayor producción por hectárea y mejor resistencia
a las plagas y a los herbicidas que se aplican, especialmente para la siembra
directa.
Es necesario distinguir el discurso y la realidad,
lo que se dice y lo que diariamente se hace. Y al respecto nunca es tan cierta
la sabiduría popular recogida en los evangelios cristianos, como la que citamos
a continuación, de Mateo 40:7:15 - 40:7:20.
“Guardaos de los falsos profetas, que
vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero que por dentro son lobos
rapaces.
Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se
recogen uvas de los espinos o higos de los abrojos?
Así también, todo árbol sano da buenos
frutos, pero el árbol podrido da malos frutos.
El árbol sano no puede dar malos frutos,
ni tampoco puede el árbol podrido dar buenos frutos.
Todo árbol que no lleva buen fruto es
cortado y echado en el fuego.
Así que, por sus frutos los conoceréis”.
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