miércoles, 3 de octubre de 2012

El ALCAUDILI Y LAS NALGULIS




El ALCAUDILI Y LAS NALGULIS

Grigotania: cuentos que me contaron

Ovidio Roca

Me vine a vivir al pueblo, me dijo el compadre Casto; vendimos las guachas y las chivas y nos trasladamos pa’ acá, para vivir con agua, pavimento y luz, como era nuestra aspiración desde los gloriosos años cincuenta.
Cuando llegamos con las pilchas a la nueva casa, vimos que era más chica que la punilla que teníamos en el campo y que además no había pavimento.

Pronto fui conociendo a los vecinos, la dueña de la pulpería, el sereno de la casa grande de ahí cerca y el vecino con su gallos de riña. Mientras hacía cola en la pulpería para comprar cuñapeces y café, pregunte a los vecinos porqué la calle no tenia pavimento, como me había asegurado la señora que me la vendió.

Según la Alcaldía, me dice una señora de negro,  la calle ya esta pavimentada y que así consta en los registros y no se la puede pavimentar de nuevo; fuimos a reclamar de esto un montón de veces y no nos atendieron, llevamos hasta arena de la calle para decirle que eso es lo que allí había y no pavimento.
Pero en la otra calle, les dije hay unas maquinas que están preparando el terreno para asfaltar y el fiscal de obra me ha dicho que la nuestra no esta en el contrato, por lo que pienso que deberíamos ir con el dirigente vecinal a reclamar este olvido.

No se preocupe me dice otra, que después supe que era maestra y ahora bonosolista, parece que ya tenemos la solución;  como el alcaudili se babea por amasar las  nalgulis de las funcionarias del municipio, estamos queriendo convencer a una pelada, la piña madura, la que vive mas allá del guayabo en la otra esquina, que vaya con nosotros a visitar al loco. Ella tiene unas nalgangas como queso de arroba y nada que ver con esas nalgulis de quesillo de a medio que manosea el alcaudili.

Y si fallan las nalgas?, le pregunte. Las nalgas nunca fallan!, me responde.
Como ve compadre, parece que en el pueblo todo es asunto de nalgas.

CALUROSO

El alcaudili iniciaba su quinto mandato y por esos días mi vecino el Compadre Pacho, recibió una invitación para visitarlo en su Despacho. Allí estaban otras cuatro personas, todos conocidos y amigos de muchos años, me contaba. El loco nos recibió con mucho cariño, con abrazos y besos y nos dijo que estaba feliz de hablar con personas “con piense” y que podían asesorarlo como enfocar su nueva gestión. Nos comento de lo bello de su campaña y en ese momento dice: Que calor hace, ¿no quieren bañarse?, mientras se saca los zapatos y luego la camisa. Sigue el cuento de lo que esta haciendo y luego dice: esperen un rato que hace mucho calor y luego vuelve secándose con una toalla medio chirapuda. Estaba en calzoncillos, unos de lienzo a media pierna (de harina marca gallo?, le pregunte, no!, de azúcar cartavio).

Sigue la charla  comentando de lo hermoso que es ser Alcalde y luego de sus planes para ampliar la infraestructura de la ciudad y nos muestra un mapa, mientras hace unos cálculos y anota rápidamente unas cifras en la pizarra electrónica. 

En ese momento entra la Secretaria y le informa que la delegación de la organización mundial, había llegado. Hágalos pasar, total todos somos amigos, dice. Llegan los burócratas internacionales sudando, pero con saco y corbata y miran azorados al Alcaudili de lo más fresco en calzoncillos y descalzo. Les pide que se sienten a la mesa de reuniones y nos presenta como viejos amigos y comenta que Santa Cruz es una belleza.

Hasta ese momento ninguno de los invitados y presuntos asesores habíamos dicho una sola palabra, a más de saludar al burgomaestre, y aprovechando las circunstancias, pelamos lo más rápido posible.

Todo pueblo tiene el gobierno que se merece, dijo alguien cuando salíamos rajando.


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