Ovidio Roca
“En Bloquivia, ahora mismo el tiempo está
conjeturando, el cielo se oscureció, las nubes se pusieron negras y se alistan
para el tremendo chaparrón”. Pukymon.
El
Chapare, es un lugar de Cocalandia y el territorio donde reina el cocalero
Evaristo. Región donde “chapar” significa coger, apoderarse de aquello que se
quiere y esto como un derecho plurinacional.
Desde allí nos llegan noticias y relatos sobre lo que ocurre en el resto del país;
de las peleas y bloqueos permanentes de los masistas contra sus opositores y
ahora entre ellos mismos.
Una pelea dual y dialéctica, con piedras y chismes. Donde cada masista,
populista cocalero, inventa fabulas y tramoyas cada vez más patéticas y
vergonzosas, buscando posicionarse en el poder y vender su charque a una
sociedad aparentemente anonadada y vencida.
En un lugar del Trópico de la Mancha, cuyo nombre no quiero acordarme no ha
mucho tiempo vivía; no un “chakra runa”, sino un futbolero de los de chutera en
casillero, camiseta antigua, burru flaco y chapi corredor.
Una olla con algo más mote que carnero; lojro las más noches, duelos y
quebrantos los sábados. Pelotazos, chutazos; tirandera wawamikuy todos los
días, más boleo y chicha patacada los Domingos.
A punta de bloqueos, Evo el Jefe máximo de los futboleros y pisacoca, llego a
este Sitial y al tremendo jolgorio.
Luego pateando bolas, ascendió a Jilakata de los aguerridos cachetebolos de los
seis cocasuyos.
Muy lejos, allá en las alturas de Quirquinchi-landia quedó el “Rostro asado”,
desayuno de las mañanas y la Trompeta de la Banda Imperial, su oficio de las
noches.
Luego de manos del Foro de Sao Paulo y los
Castrochavistas, el Evo toma el poder del país y tiene la suerte de recibir la
mesa servida; grandes reservas de gas certificadas, gasoductos construidos y
contratos suscritos que le caen del cielo capitalista, más una bendición de
buenos precios de petróleo y gas por más de una década. Esta feliz, pero no
olvida Cocalandia, los heroicos bloqueos y el diario wawamikuy.
Manejo comunicacional del masismo.
Al
lado del Jefe cocalero, trotan los ll’unkus masistas, quienes como
profesionales y wayra levas, tienen un buen manejo de la palabra y aprovechan
el poco alcance mental de su entorno y el de los opositores q’aras.
Como se trata de un país indígena y mestizo, usan como método discursivo el
racismo y la discriminación, para así enfrentar a la población indígena e
intercultural, contra la población mestiza blancoide y se sirven para ello de
sus ll’unkus interculturales.
Estos ll’unkus usan hábilmente, un discurso coloquial como para mentes
primarias y desde la cumbre de su jactancia y presunción, elucubran narrativas
y maldades a gusto del Jefe; las mismas que son fabricadas de una manera
retorcida, falaz, mentirosa, usando el sofisma, las trampas dialécticas,
falacias, embustes, manipulación y doble pensar orwelliano, toda una
combinación, formidable e imbatible.
Decía
Aristóteles: “El todo es más que la suma
de las partes”.
Santos Noco: “El mas, es peor con la suma de
sus llunkus”.
La oposición al populismo cocalero; dispersa,
enfrentada entre sí e incapaz de ponerse de acuerdo para elegir un Liderazgo
unitario, esta agazapada y temerosa.
Esto por ahora es así, pero si realmente queremos vivir en democracia en una
sociedad libre y próspera y mejorar nuestra vida, necesitamos actuar:
Primero debemos ponernos de acuerdo en un programa y liderazgo común. Luego
aplicar una profunda modificación de la actual política económica estatista y
centralista y cambiar la receta Castrochavista, que ha dejado en la miseria y
promovido el exilio masivo de cubanos, venezolanos y nicaragüenses. Vale la
pena escuchar a María Corina Machado y a Javier Milei.
Nosotros los bolivianos, por ahora aun no sentimos la gravedad de la crisis
económica y social que se nos avecina, y esto porque el país recibió esa gran
herencia de gas, oro y plata, la misma que se robaron y malgastaron los
masistas.
Recordemos que ellos recibieron
bóvedas llenas de oro, gas, petróleo millones de dólares en reservas del Banco
central. Una parte se la robaron y parte la malgastaron en cientos de industria
truchas que quebraron antes de empezar, muchas de ellas con costos de más de
mil millones de dólares, como el de la Urea en el Chapare.
Ahora solo quedan cientos de empresas quebradas
y millones de funcionarios públicos; ya no hay plata, ni gas, la economía está
destrozada y nadie se anima a invertir en Bloquivia.
Y ahora viene lo difícil y que empieza este año 2024. Armen sus atadijos y
mochilas y a correr a pata, hacia el capitalismo, hacia Gringolandia.
ovidioroca.wordpress.com