Ovidio Roca
Desde el inicio de la civilización, la estrategia para
controlar a la sociedad contempla el palo y la zanahoria: Son golpes duros y
promesas falaces (palo y zanahoria), con las que se manipula la consciencia y
la mente de las personas.
La conquista del poder forma parte de la cultura de la
humanidad y el núcleo esencial de la soberanía de un Estado es
la fuerza, por lo que los países gastan los mayores presupuestos
en armas y ejércitos.
La guerra es un modo de redirigir las frustraciones, la ira y los traumas
sociales de la nación y distraer a la gente de sus problemas internos, políticos,
económicos y sociales y volcarlos contra los otros.
Consistente con este pensamiento, la sociedad venera más que a las personas cultas
y de bien, a sus líderes guerreros y le dedican monumentos, nombres de calles,
libros y poemas. Una actitud que forma parte de la estupidez humana.
Enfrentamos diferentes batallas; se utilizan armas
bélicas y destructivas, otras psicológicas y manipuladoras y también una guerra
anti ecológica y autodestructiva contra nuestro propio hábitat. Con todo esto se
afecta a la salud física y mental de la población y se le causan grandes
sufrimientos.
El año de1.987 se concedió
simbólicamente a un recién nacido en Yugoslavia, el título de habitante número
5.000 millones de la Tierra. Treinta y cinco años después, estamos en los 8000
millones y creciendo rápidamente en los países más pobres. Esta superpoblación
y el consiguiente avasallamiento y destrucción del ecosistema son una amenaza real
para nuestra supervivencia pero no lo advertimos.
La humanidad con su comportamiento irresponsable contra
el medio ambiente, busca destruirse. Lo hace con el crecimiento desmedido de su
población, la destrucción de la naturaleza, los bosques, la biodiversidad, contaminando
las aguas, los ríos y océanos. Se dirá que es su derecho humano, pero cuando más
conozco a la gente más quiero mi gato y mi gato merece vivir en paz.
En esta guerra de poder, el mecanismo de la dominación
mental de la población ha sido desde siempre el arma más efectiva y sutil para
manipular y dominar a los pueblos y lo más relevante es que cuando se logra
dominar mentalmente a un pueblo, se consigue la dominación perfecta: no hay rechazo
ni reacción, pues la persona ni se entera de que es atacada y esclavizada. Recordemos
a la Serpiente y a Eva, en el Edén.
Últimamente se habla de la Guerra Cognitiva dirigida
al control de nuestro cerebro. Es la misma guerra aunque cada vez más
contundente y utilizando las nuevas tecnologías digitales; se busca erosionar
la confianza sobre la que ha sido construida la sociedad. Una guerra que como
siempre va acompañada con las armas de destrucción masiva.
Por tanto la guerra cognitiva requiere de operadores
que conozcan bastante de técnicas que permitan la constante obtención de datos
sobre el comportamiento humano. Esta información la tienen disponible ahora y muy
fácilmente gracias a nuestra adicción a la cultura digital, el Facebook,
WhatsApp, donde generamos una enorme cantidad de datos e información personal (comportamiento)
y que proporcionamos todo el tiempo consciente e inconscientemente. Esto hace
que las personas seamos cada vez más fáciles de leer, manipular y utilizar.
En consecuencia el operador ideológico y político, aprovechándose
del conocimiento que tiene de las preferencias, inclinaciones, temores y odios del
pueblo, su presa, su pavo; sabe cuándo y cómo atacarlo explotando sus
vulnerabilidades.
En este momento vivimos tiempos de guerra total, Putin
y sus seguidores quieren dominar el mundo y lo peor sería que lo haga en
sociedad con los chinos, pues entonces no habrá quien nos pueda defender. Ya
murió el Chavo del ocho.
ovidioroca.wordpress.com