Ovidio Roca
En un país de múltiples y extensas fronteras porosas;
alejado del mar y las corrientes del desarrollo y con una tradicional economía
extractiva y gobiernos estatistas insurge un Partido populista cocalero, conducido éste por una facción socialista
q’ara la que apoyada por el castrochavismo tiene como fin conseguir algo tan útil
como sencillo: tomar el poder y medrar gracias a él, vale decir disfrutar de
las ventajas materiales que otorga el poder y también de las ventajas simbólicas
que se consiguen con éste: esa aura, ese halo luminoso con que el poder envuelve
a quienes sin él serían nada, pero que ahora con el poder en la mano y sin necesidad
de tener algo que ofrecer gobiernan nuestra vida y rigen nuestro destino.
El partido gobernante
no tiene proyecto de país, son grupos corporativos que han tomado el Gobierno: cocaleros,
gremiales, transportistas, contrabandistas, Bartolinas; los que manejan las
instancias de poder bajo su propia lógica e intereses particulares y como todo
corporativismo no mira a la Nación, mira los intereses de su sector y está
claro que apoyaran a la clase política q’ara ll’unku mientras le sea útil.
Por ahora los masistas desgastados,
golpeados y aquejados de hubris se muestran eufóricos, aunque también temerosos y aterrorizados
de perder el poder por lo que
están dispuestos a todo: a violar la Constitución, las leyes, las personas o lo
que sea, con tal de aferrarse al poder.
Este nuevo tipo de
régimen de izquierda populista no es marginal ni va a desaparecer a corto plazo,
porque se apoya fuertemente en grupos de personas a quienes se ha inculcado creencias
fuertes y duraderas: miedo a la libertad, a la sociedad abierta y la revolución
tecnológica. Ellos mayormente son oriundos de pueblos atrasados económica y
culturalmente, que se sienten excluidos del mundo tecnológico que se les avecina
rápidamente y los hace sentir inseguros.
Hace poco el Vicepresidente Linera participó
en Buenos Aires como conferencista, junto con Kristina K y otros
castrochavistas. Allí, todos muy compungidos analizaron la debacle que sufre el
populismo en todo el Continente y en este evento el Licenciado aprovechó para exteriorizar
sus visiones premonitorias de la pronta caída: “La izquierda tiene que volverse a preparar para tomar el poder en los
siguientes años en el continente y esperemos que esta nueva oleada de gobiernos
progresistas, que vaya más allá de la primera oleada, cuente, ahora sí, con un
apoyo de otros lugares del mundo”. ¿China y Rusia, Pakistán?.
A la caída
del populismo cocalero, el nuevo gobierno boliviano recibirá como herencia un
tremendo desastre económico, social e institucional, por lo que durante la dura
etapa de la reconstrucción nacional necesita plantearse una seria revisión de
la política económica castrochavista y aplicar una otra ya no basada en
promesas sino en realidades y para ello
debe aprovechar las enseñanzas del pasado, tanto nuestro como de otros Albas. Se
debe evitar las pésimas inversiones en proyectos faraónicos y la bancarrota de
las empresas estatales, el endeudamiento exagerado y las erróneas políticas
populistas que van en contra del esfuerzo y la responsabilidad individual; la fuga
y cierre de empresas producto de la inseguridad jurídica, el dirigismo de la
economía y el manejo cambiario que castiga la exportación nacional y ahuyenta los
necesarios capitales financieros y tecnológicos.
Es necesario recordar y aprender de los
años ochenta cuando vivimos esa profunda crisis política, económica y
productiva; ese grave desabastecimiento e inflación desmesurada de veinte mil
por ciento anual, por lo que cabe revisar lo que significó el famoso D.S. 21060, lo que debiéramos aprender de esa experiencia y
lo que se aplicó para superar la dura crisis:
Liberalización del
mercado, libertad de precios y un arancel único de importaciones. Libre
contratación y reducción de la burocracia. Política de fomento a las
exportaciones. Una radical reforma tributaria con la novedad del IVA (Impuesto
al Valor Agregado) y la eliminación de centenares de impuestos reduciéndolos a
sólo siete.
Se estableció un cambio
real y flexible de la moneda con la creación del boliviano y el “bolsín”
regulado por el Banco Central sobre la base de la oferta y demanda del
mercado, con lo que se evita la sobrevaluación del boliviano como lo tenemos
actualmente y que está favoreciendo las importaciones y encareciendo las
exportaciones.
Si queremos
retornar a una sociedad democrática, necesitamos reeducar a la sociedad con
respeto a la institucionalidad, al prójimo y al ecosistema del cual somos parte
indisoluble, por lo que para evitar el colapso del país y proteger el bienestar
ciudadano, el próximo gobierno deberá realizar una modificación total de las
políticas, cambiando radicalmente la receta castrochavista prevaleciente que como
vemos todos los días ha dejado en la miseria y promovido el exilio masivo de
cubanos, venezolanos y nicaragüenses. Son las víctimas de los socios y
paradigma del gobierno masista y cuya misma maldición pronto nos llegara.
ovidioroca.wordpress.com
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