QUE SERA LO QUE QUIERE EL PUEBLO.
Ovidio Roca
Todos pensamos de manera diferente; no se piensa
igual en una choza que en un palacio decía Engels hace dos siglos. La gente
piensa de acuerdo a dónde y cómo vive, como se gana la vida y entonces se
acomoda y adapta a su entorno; pero es poco probable que alguien lo haga pensando
en el largo plazo y en su viabilidad.
Nuestros ancestros cromañón, que vivieron en la
última glaciación, aprendieron a cubrirse, construir su refugio, cazar, recolectar
y conservar sus alimentos antes que llegue el crudo invierno, y el que no era
eficiente y oportuno en estos quehaceres moría; solo sobrevivían los que eran
más previsores, mas habilidosos y más adaptables. Se dice que por esto los
europeos que viven en climas extremos son más previsores que aquellos de los climas
cálidos, de la eterna primavera.
Y nos adaptamos no solo a las condiciones climáticas,
sino también a las facilidades de acceso a los recursos y cuando nos
acostumbramos a ello, nos es difícil cambiar, aun cuando las condiciones mudan
y entonces ya es tarde.
Los que hicieron este nuestro país, empezaron con un
amplio territorio y extensas costas en el Pacifico, luego en busca de la
riqueza, la plata del cerro de Potosí, se enclaustraron en las montañas, donde
se encontraba aquello que en esa época y ahora, tenía valor: la plata, el oro,
las gemas, los esclavos y los mitayos.
Era y es, una sociedad aislada en el centro del
continente y afincados lejos del mar, donde se movía el comercio mundial, la
gente, las ideas, las innovaciones; con un mercado pequeño y dedicados a la
actividad extractiva, por lo que el país careció de las condiciones y posibilidades
para iniciar su industrialización y menos aún con la competencia de economías costeras
más adelantadas e industrializadas.
En este ambiente se fueron desarrollando economías
duales; totalmente primitivas, en el campo, enclaves tecnificados en las minas
y el resto en total aislamiento y abandono, y así con pocos cambios llegamos al
Siglo XXI, con estas diversas economías de distinto grado de desarrollo y de tecnología
y manteniendo como base principal la economía extractiva de hidrocarburos y
minerales.
En el transcurso de los últimos cincuenta años se
desarrollaron algunos sectores agropecuarios modernos y otros permanecieron anteriores
al arado; alguna industria y servicios modernos y otros artesanales, y mayoritariamente
una gran economía mercantil, de comercio informal y últimamente vinculada a la
economía y flujos de dinero provenientes de la cadena de la coca y cocaína. El
proceso de cambio ha constitucionalizado este ch’enko de economías, mescla de estatismo con
informalidad y alimentada por el narcotráfico.
Lamentablemente no pudimos desarrollar un cultura ciudadana
de institucionalidad, como lo podemos comprobar en el día a día, con personas a
quien le importa poco lo que se hace desde el Estado, no se inmuta con el
desperdicio, las malas inversiones, la ineficiencia con que se maneja el
Gobierno, pero siempre que les den lo que quieren y especialmente que los dejen
en paz. Lo que una gran mayoría quiere del Estado, es que no interfiera en su
actividad, que no los controlen, que dejen fluir libremente el curso de los
negocios legales e ilegales, de coca, drogas y de contrabando, que no los molesten,
que no los jodan. Ello viven al día y valorizan las ventajas del actual
ambiente, que le permite ganar dinero, aun con las condiciones precarias de
educación y dotación de recursos con que cuentan.
Pensando en estos procesos de condicionamientos y
adaptación al entorno, la pregunta que podríamos hacernos los ciudadanos es: Existe
algún interés de los beneficiarios de esta economía, plural, corporativa,
informal (que incluye al 65% de las personas, las que se mueven en este
ambiente como pez en el agua pese a sus baja formacion educativa), de cambiar el
rumbo actual hacia una economía productiva, competitiva, basada en el
conocimiento y la innovación?; y la respuesta,
seguramente será que no.
Y la siguiente pregunta: Cual entonces el destino de
aquellos ciudadanos que apuestan por una economía formal y legal, creen en la meritocracia,
la iniciativa personal, la empresa privada en un ambiente de competitividad
y en el Estado de Derecho ?, y la respuesta es, quien sabe.
y en el Estado de Derecho ?, y la respuesta es, quien sabe.
El gobierno ha adoptado una receta económica estatizante,
que destruye el aparato productivo y competitivo, con empresas públicas con sobreprecio,
mal diseñadas, peor localizadas, ineficientes y fallidas; un estado con acomodo
político en las pegas públicas y un capitalismo salvaje en el sector informal y
cocalero.
Pero como muy poca gente piensa en el largo plazo, pocos
se dan cuenta que estamos creando una sociedad y una economía insostenible y
que puede hundirnos a todos en el caos y la violencia, y esto ocurrirá cuando
se acabe el ciclo de los buenos precios de los recursos naturales, especialmente
del gas, o ya no podamos venderlo a los países vecinos y cuando estos algún rato
decidan combatir el negocio de la droga y la ilegalidad conexa.
Por su parte la clase media, aquella que no es muy
amigable con la receta del Estado Plurinacional, ha recibido una dosis
sistemática de persecución y terror, y aquejada del síndrome de Estocolmo, hasta
se siente agradecida por el hecho de estar vivos. Han llegado hasta a pensar
que no tienen derechos humanos y que su relativa tranquilidad se la deben al
gobierno, por ignorarlos, por no ser pasto de los fiscales extorsionadores, por
no ser acosados, ni enjuiciados, ni avasalladas sus propiedades, ni
encarcelados y muertos.
Debemos enfatizar, que en Democracia no es admisible
que la mayoría decida en contra de los derechos e intereses de la minoría y de
ser así esto no es democracia y por
tanto es necesaria restablecerla.
El derecho de vivir en un marco de respeto y
legalidad, no debe ser una opción y es importante alertar a la población de la
necesidad de apostar por un modelo de desarrollo sostenible y viable, donde las
minorías circunstanciales son respetadas. No es posible que por interés, aunque
sea de una mayoría, nos convirtamos en un estado forajido, donde la violencia y
la droga sea el pan de cada día.
Este país y sus ciudadanos merecen un futuro viable
y mejor que al que nos están conduciendo y existen últimamente buenos augurios
de que los políticos y la ciudadanía al fin se
liberan de sus pequeños egos y rencores personales y entienden que hay
que unirse en base a un programa, una propuesta de vida digna y que el líder
que conduzca el proceso sea aquel que capte la confianza de la población y que es
obligación de todos apoyarlo.
Debemos entender que no necesitamos promesas
mágicas, que el camino que nos queda por delante es largo, que hay que construir
confianza, construir democracia, construir instituciones, construir ciudadanía,
construir empresas, economía y progreso, construir futuro.
ovidioroca.wordpress.com
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