miércoles, 6 de noviembre de 2013

HORMIGAS EN HELICÓPTERO

HORMIGAS EN HELICÓPTERO

Ovidio Roca

Como casi todos los domingos salimos con las exploradoras Andreina y Sofía, de seis y tres años, a caminar por el borde de la quebrada. Los ambaibos mostrando sus hojas verdes (*) nos anunciaban que habría buen tiempo. Aunque en estos tiempos de cambio hasta ellos se han hecho mentirosos.
Al rato de caminar encontramos prendidos en el tronco de un añoso árbol la ropa vieja dejada por los cucos, ahora ya tienen vestidos nuevos y más amplios y andarán chirriando por allí.  Seguimos camino y vimos al frente un gran árbol de palo santo totalmente cubierto de flores y hormigas; bajo el árbol había un gran claro circular totalmente limpio y sin ninguna brizna de hierba. Las bebas querían jugar un rato por allí y rápidamente se los impedí, explicándole que era el campo minado de las hormigas chocas.
Empezó a ventar pero según el ambaibo no habría lluvia y les pedí que nos quedemos sentados un rato para ver volar a las hormigas, pues solo faltaba un buen viento de cola para estas se eleven conduciendo cada una su propio helicóptero de cuatro aspas que giran rápidamente. Ellas necesitan volar y llevar la semilla a la lejanía para sembrar nuevos árboles de palo santo y nuevas casas para las hormigas, comentábamos.
Llego la ráfaga esperada y empezaron a despegar los helicópteros, eran cientos y se veían como un enjambre que se alejaba cada vez más alto y más lejos, llevando la simiente de nuevos palos santos.

En el campo estas hormigas son temidas, pero también dicen que son el santo remedio para curar el reumatismo; la receta es hacerse picar por ellas diariamente y durante dos semanas. Muchas veces intente tratar del reumatismo a mi esposa con este método originario, tan bueno, bonito y barato, pero sin ningún éxito.

Recogiendo este saber popular, tiempo atrás mi amigo Gunter Holzmann empezó a estudiarlo seriamente y lo hizo de manera científica durante varios años, luego trabajo con laboratorios norteamericanos para confirmar su utilidad y luego poder sintetizar la toxina para su uso terapéutico.

Hace poco le recetaron a mi esposa E.P.T. para el tratamiento de la artritis reumatoide y consiste en inyecciones subcutáneas de la toxina de la hormiga del palo santo que estudio Gunter. Mi esposa ha decidido aceptar las inyecciones y aun se niega al tratamiento criollo de las hormigas. Cualquier rato las exploradoras del Ocorotú la convencen de acompañarlas al campo y allí con cariño le aplicaran la receta ecológica.

Notas:
(*) Cuando el ambaibo da vuelta a sus hojas y muestran el envés, la cara blanca, seguro que llueve.


ovidioroca.wordpress.com

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